La actividad de
Gandhi sufrió un cambio notable: después de leer la crítica del capitalismo
, modificó su estilo de vida y pasó a llevar
una sencilla existencia comunitaria en las afueras de Johannesburgo, donde
fundó una comuna llamada Tolstói. En esa época no aceptó la teoría del
activismo no violento, que puso en marcha por primera vez para oponerse a la
ley de registro. Esta ley obligaba a todos los indios a inscribirse en un
registro especial con sus huellas dactilares. Gandhi ordenó a sus compatriotas
que no se inscribieran, que comerciaran en las calles sin licencia y, más
tarde, que quemaran sus tarjetas de registro frente a la mezquita de
Johannesburgo. Como muchos de sus seguidores, fue a parar a la cárcel varias
veces, pero el movimiento de resistencia civil obtuvo varios éxitos.
¿Qué
pretendía hacer Gandhi?
Gandhi pasó entonces a encabezar la oposición a la
ley. Organizó una campaña de propaganda a nivel nacional mediante la
no-violencia, que comenzó con una huelga general. Ésta pronto se extendió a
todo el país y las protestas se sucedieron en las principales ciudades, donde
se registraron algunos focos de violencia pese a la insistencia del líder en el
carácter pacífico de las manifestaciones. Gandhi fue detenido.
Días después el general Dyer ordenaba disparar a sus gurkas
sobre la multitud reunida de la ciudad de Amritsar. La dominación inglesa había
mostrado su verdadero rostro sanguinario y brutal: casi cuatrocientas personas
fueron asesinadas y otras miles de
personas heridas. Pero las autoridades británicas se vieron obligadas a
reconsiderarse y la Ley Rowlatt jamás entró en vigor.
Gandhi se convirtió en el líder nacionalista
indiscutido, alcanzando la presidencia del Congreso Nacional Indio que Gandhi
supo convertir en un iuna persona efectiva para la independencia: de una
agrupación de las clases medias urbanas, pasó a ser una organización de masas
enraizada en los pueblos y en el campesinado. Se pusieron en marcha las grandes
campañas de desobediencia civil, que iban desde la negativa masiva a pagar impuestos
hasta el boicot a las autoridades. Miles de indios llenaron las cárceles y el
mismo Gandhi fue detenido.
Diez días más tarde comenzaba «el Gran Juicio», en que
el Mahatma se declaró culpable y consideró la sentencia a seis años de prisión
como un honor, con lo que la sesión terminó con una reverencia mutua entre juez
y acusado.
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